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La Escuela de Formación Sindical con Perspectiva de Género: Nuevas Prácticas y Epistemes fue una iniciativa formativa desarrollada en modalidad virtual entre abril y septiembre de 2024, dirigida a trabajadoras y dirigentas sindicales de las regiones de Los Lagos, Valparaíso, Arica y Parinacota, y Tarapacá. Esta propuesta surge como una respuesta concreta a las persistentes desigualdades que enfrentan las mujeres en el mundo laboral y sindical, buscando fortalecer sus capacidades de liderazgo desde un enfoque de género crítico e interseccional.

Esta iniciativa fue organizada por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), en colaboración con las universidades de Los Lagos, Tarapacá y Técnica Federico Santa María y se desarrollo en el marco de las acciones del proyecto ANID ATE220035.

El objetivo general de la escuela fue desarrollar una instancia de formación integral destinada a trabajadoras, trabajadores y dirigencias sindicales, con el propósito de fortalecer competencias para la defensa de derechos laborales desde una perspectiva de género; promover entornos laborales más equitativos e inclusivos e impulsar liderazgos femeninos capaces de incidir en los espacios de negociación y toma de decisiones.

Es por esto que, desde su concepción, la escuela apostó por articular teoría y práctica, combinando análisis crítico, formación jurídica, y herramientas para la acción sindical feminista, con énfasis en el trabajo decente, la corresponsabilidad, la violencia laboral, y la negociación colectiva con enfoque de género.

El programa se desarrolló en línea y constó de 30 horas cronológicas que fueron organizadas en clases sincrónicas. Los contenidos abordados permitieron combinar elementos técnicos, jurídicos y teóricos con espacios de diálogo horizontal y reflexión política.

Participación y cobertura

Se inscribieron 29 mujeres, de las cuales 21 completaron la totalidad del programa. Las participantes provenían de sectores laborales diversos, como retail, educación, alimentación, salud, energía, servicios financieros, y trabajo marítimo, destacando la presencia de sindicatos de mujeres buzo de Arica y Puerto Montt, así como dirigentas de supermercados, servicios de outsourcing, y organizaciones del ámbito social-comunitario.

La diversidad territorial y sectorial de las participantes enriqueció el intercambio de experiencias y permitió una lectura más compleja y situada de las desigualdades laborales de género en el país.

En términos pedagógicos, la escuela favoreció una formación transformadora, que no solo entregó conocimientos técnicos, sino que permitió problematizar las estructuras de poder que reproducen exclusión y desigualdad en el mundo del trabajo. A través de la escuela de Formación sindical, se ha promovido la construcción de narrativas más inclusivas y una educación  que visibilice las barreras y discriminaciones de género. Asignaturas como  perspectiva de género en el trabajo, liderazgo, no sólo abordaron aspectos técnicos, sino que también el fortalecimiento de habilidades blandas fundamentales para lo técnico en el espacio sindical como el derecho laboral, ley Karin, conciliación vida y trabajo.

La escuela de formación sindical fue muy bien evaluada por parte de las dirigentas, el hecho de incluir diversos rubros, como regiones, facilitó el diálogo altamente constructivo. Esta diversidad permitió un intercambio de experiencias enriquecedoras que contribuye a una comprensión más amplio y profunda de las problemáticas laborales.

La experiencia formativa consolida una apuesta por el sindicalismo con perspectiva feminista, capaz de dialogar con las necesidades reales de las trabajadoras y de disputar sentido en los espacios de poder sindical, gremial y político.

La Escuela de Formación Sindical con Perspectiva de Género representa una experiencia valiosa de articulación entre academia, sindicalismo y formación crítica. En un contexto donde las brechas de género persisten con fuerza en el ámbito laboral, este tipo de iniciativas no solo son necesarias, sino urgentes.

Fortalecer liderazgos femeninos, construir redes interregionales de trabajadoras organizadas, y promover espacios de formación feminista en el mundo sindical son pasos indispensables hacia un trabajo decente y una sociedad más justa.